El hebreo es una lengua raíz. Esto significa que casi todas las palabras se forman a partir de un conjunto de consonantes llamado raíz. Generalmente son tres letras, a veces dos o cuatro. La raíz establece el significado básico, y el sistema de formantes (incluyendo binyans y vocales) lo convierte en verbos, sustantivos, adjetivos y otras categorías gramaticales.
Determinar la raíz es una habilidad clave. Permite ver la relación entre las palabras y adivinar el significado incluso de una forma desconocida. Por eso, analizar las raíces principales del hebreo es la base de la alfabetización del vocabulario. La capacidad de trabajar con la raíz ayuda a no memorizar las palabras una por una, sino... para recopilarlos de los bloques. Este es el pensamiento sistémico en el que se basa toda la raíz del idioma hebreo.
Para entrenar esta habilidad, es importante trabajar regularmente con formas de una sola raíz y observar cómo se comporta la raíz en diferentes contextos. Así se forma gradualmente un "diccionario interno", en el que las raíces de las palabras hebreas se agrupan por significado, y no por alfabeto.