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Hebreo y árabe: similitudes y diferencias
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Vitaly

Hebreo y árabe: similitudes y diferencias

06/10/2025
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Ambos idiomas son semíticos y están emparentados, pero conocer el hebreo no ayuda a entender el árabe. En este artículo se describen las similitudes en cuanto a raíces, escritura y gramática, así como las diferencias clave que hacen que sean dos mundos completamente diferentes.

¿El hebreo se parece al árabe? Esta pregunta suele surgir entre quienes se interesan por las lenguas del Oriente Medio. El hebreo y el árabe son lenguas semíticas antiguas con un origen común, por lo que efectivamente existen ciertas similitudes entre ellas. Sin embargo, al analizarlas más detenidamente, se observa que también hay diferencias significativas.

Origen

El hebreo y el árabe pertenecen a la rama semítica de la familia lingüística afroasiática. Ambos provienen de una lengua proto-antigua común de la región, por lo que se pueden considerar lenguas emparentadas. Históricamente, el hebreo pertenece al grupo de lenguas cananeas (semíticas del noroeste) que se hablaban en el antiguo Levante, mientras que el árabe pertenece a las lenguas semíticas centrales de la península arábiga. Se separaron hace miles de años, desarrollándose en direcciones diferentes. Es interesante que el hebreo moderno se revivió a partir del hebreo antiguo a finales del siglo XIX, mientras que el árabe nunca dejó de utilizarse, evolucionando desde el árabe clásico (lengua del Corán) hasta los dialectos modernos.

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Ambos idiomas se escriben de derecha a izquierda y utilizan un alfabeto consonántico (abjad) de origen semítico, heredado de la escritura fenicia. Para mayor claridad, a continuación se muestra un saludo común en cada idioma.

  • en hebreo: «שלום עליכם» (shalom aleichem),
  • en árabe: «السلام عليكم» (as-salāmu alaykum)

Ambas frases significan «la paz sea con vosotros»: vemos un deseo común de paz e incluso una raíz similar de las palabras ש-ל-ו-ם / س-ل-ا-م (SLM), que transmite la idea de bienestar.

Similitudes

Aunque estas dos lenguas se desarrollaron de forma independiente durante mucho tiempo, comparten una serie de características comunes debido a su origen común.

Raíces lingüísticas comunes y palabras similares

El hebreo y el árabe heredaron muchas palabras con la misma raíz de un antepasado proto-semítico. Por ejemplo, la palabra «casa» suena similar: en hebreo es בית (bayit), y en árabe es بيت (bayt). Ambas provienen de una misma raíz antigua B-Y-T.

Se encuentran paralelismos similares en otros conceptos básicos: el hebreo «shalom» (paz) corresponde al árabe «salam», «ben» (hijo) al árabe «ibn», lo que muestra la afinidad entre ambos léxicos.

La escritura y el sistema de escritura

Ambos idiomas utilizan consonantes para formar las palabras y no escriben las vocales cortas. Se escribe de derecha a izquierda, lo que puede resultar extraño para los hablantes de lenguas europeas.

El hebreo tiene 22 letras y el árabe, 28, pero los principios son similares: las letras representan principalmente consonantes, y para las vocales se utilizan signos adicionales (nikud en hebreo, harakat en árabe) cuando es necesario. Es interesante que los nombres de muchas letras también son similares: por ejemplo, la «alef» hebrea corresponde a la «alif» árabe, y la «bet», a la «ba» árabe, lo que indica el origen común de los alfabetos.

Características gramaticales: género y formación de palabras

En ambos idiomas, los sustantivos y los adjetivos tienen género: masculino o femenino. Por ejemplo, la palabra «profesor» tendrá un género diferente en la forma masculina y en la femenina (en hebreo, more significa profesor y mora significa profesora; en árabe, muʿallim significa profesor y muʿallima significa profesora).

También es característico de ambos idiomas que el adjetivo suele ir después del sustantivo y concuerda con él. Por ejemplo, «casa grande»: en hebreo bayit gadol, en árabe bayit kabir; en ambos casos, el orden es «casa grande».

Ambos idiomas utilizan un sistema de terminaciones o afijos para unir palabras: así, los preposiciones suelen añadirse a las palabras (ב en hebreo y ب en árabe significan «en, dentro»), y los sufijos posesivos permiten decir «mi/tu casa» con una sola palabra.

Raíces de tres letras y formación de palabras según patrones

El hebreo y el árabe construyen las palabras según un principio similar: a partir de un conjunto de varias consonantes (normalmente tres), la raíz, se forman muchas palabras con diferentes vocales y sonidos adicionales. Este principio es exclusivo de las lenguas semíticas. Por ejemplo, la raíz K-T-B en árabe da lugar a las palabras «kataba» (él escribió), «kitab» (libro), y la raíz similar K-T-B en hebreo da lugar a las palabras «katav» (él escribió), «ktav» (caligrafía) y «sefer» (libro, a través de un cambio histórico de los sonidos). Conociendo la raíz, es más fácil adivinar el significado de las palabras con la misma raíz: así, en ambos idiomas, la raíz S-L-M está relacionada con la paz y el bienestar (shalom, salaam: paz; shalem: entero, Islam: literalmente, «entregarse al mundo/a Dios»). Este enfoque común de la formación de palabras acerca el hebreo y el árabe y los diferencia en gran medida de las lenguas indoeuropeas.

Tras enumerar estas similitudes, surge una pregunta lógica: si los idiomas tienen tanto en común, ¿por qué un hablante de hebreo no entiende el árabe (y viceversa) sin una formación específica? La cuestión es que las diferencias entre los idiomas son aún mayores.

Diferencias

A pesar de sus raíces semíticas comunes, las diferencias entre el hebreo y el árabe son mucho más notables. Las lenguas se desarrollaron por separado y, hoy en día, los hablantes de hebreo y árabe no se entienden entre sí sin preparación previa. Veamos las diferencias clave.

Alfabeto y escritura

Visualmente y técnicamente, la escritura de ambos idiomas es diferente.

El alfabeto árabe une las letras dentro de una palabra: la escritura resulta ser rápida, cada letra tiene una forma diferente al principio, en medio y al final de la palabra. Por ejemplo, la letra árabe م (mim) se escribe de forma diferente en una palabra, uniéndose a las letras vecinas. En hebreo, las letras no se unen entre sí, cada una se escribe por separado (incluso las variantes manuscritas en cursiva conservan la separación entre las letras). Esto hace que la lectura del hebreo sea más «legible» visualmente para un principiante, mientras que la escritura árabe se percibe como un patrón continuo.

Además, el conjunto de letras es diferente: el hebreo tiene 22 letras básicas (más 5 de ellas con una forma final separada), mientras que el árabe tiene 28 letras. Aunque históricamente ambos alfabetos provienen del fenicio, el aspecto actual de las letras es completamente diferente. A los principiantes les resulta más fácil aprender las letras hebreas, ya que son más fáciles de distinguir gráficamente, mientras que en árabe muchas letras solo se diferencian por puntos y requieren acostumbrarse a ellas.

Comparación de los alfabetos hebreo y árabe

Comparación de la escritura de las letras: a la derecha, el alfabeto árabe; a la izquierda, el alfabeto hebreo

Pronunciación y sonidos

Fonéticamente, el árabe y el hebreo suenan muy diferentes.

El hebreo moderno ha perdido muchos sonidos antiguos y ha simplificado la pronunciación. Por ejemplo, las consonantes guturales y enfáticas que existían en el hebreo bíblico (como ע, ח, ק, ט, צ) ahora se pronuncian de forma más sencilla o coinciden con otros sonidos. En el hebreo israelí, la mayoría de los hablantes no distinguen los sonidos [ħ] y [h] (las palabras עם [ʕ] y ам [ʔ] suenan igual), las letras ק y כ se pronuncian como la [к] o [х] habituales, y la letra ט es indistinguible de la т.

El árabe, por su parte, conservó un rico conjunto de sonidos antiguos. Los hablantes de hebreo no están acostumbrados a fonemas árabes como ع (ain, un sonido gutural profundo), ح (ha, una aspiración fuerte), ق (qaf, una «k» fuerte en la garganta), ص, ض, ط, ظ (las llamadas consonantes enfáticas, especialmente articuladas) . Además, en árabe existen los sonidos th (مثل ث), dh (هذا ذ) y otros, que no existen en hebreo. Como resultado, el árabe suena «más profundo» y más duro para los israelíes, con abundancia de sonidos guturales, mientras que el hebreo es más suave y «sibilante» para los árabes.

El acento en las palabras también difiere: en hebreo casi siempre recae en la última sílaba, mientras que en árabe clásico suele recaer en la penúltima o tercera sílaba desde el final. Todo esto crea un contraste notable en la pronunciación de ambos idiomas.

Complejidad gramatical

El árabe se considera gramaticalmente más complejo y conservador que el hebreo.

Casos: en el árabe literario existen tres casos para los sustantivos (nominativo, genitivo y acusativo), que se expresan mediante diferentes terminaciones vocálicas (-u, -a, -i) o nunación. Por ejemplo, la palabra «kitab» («libro») puede sonar como kitabu, kitaba, kitabi en diferentes funciones. En hebreo no hay terminaciones de caso: la palabra «sefer» («libro») será sefer en cualquier función, las relaciones se expresan con preposiciones o con el orden de las palabras.

Número dual: el árabe conserva la forma gramatical del número dual para la mayoría de los sustantivos (por ejemplo, «kitaban», «dos libros») e incluso concilia los verbos con el sujeto dual. En hebreo, sin embargo, el dual solo se conserva en unas pocas palabras (principalmente conceptos pareados como «ojos» —einAim— y «orejas» —oznaim—), y normalmente se utiliza el numeral shtayn (dos) más el plural habitual para referirse a dos objetos.

Plural: además de las terminaciones regulares, el árabe tiene muchas formas plurales irregulares que hay que memorizar (por ejemplo, kitab – libros kutub). En hebreo, la gran mayoría de los sustantivos forman el plural simplemente con un sufijo (-im para el género masculino, -ot para el género femenino: sefersfarim, libro – libros).

Formas verbales: en árabe se distinguen tradicionalmente 10 tipos (formas) básicos de verbos, en hebreo, 7 binyanes básicos. En árabe, los verbos se conjugan según el sujeto y el número, con diferentes terminaciones y prefijos, y la forma del verbo también depende del modo y el tiempo (indicativo, subjuntivo, imperativo). En hebreo, la conjugación también cambia según el sujeto y el número, pero no hay terminaciones variables para el modo, ya que no hay modos como tales (el imperativo se forma a partir del futuro) y la forma del verbo suele ser la misma para todos los contextos. Por ejemplo, en árabe, el verbo en pasado y futuro tiene bases completamente diferentes, mientras que en hebreo, el pasado, el presente y el futuro se construyen de forma más regular a partir de una sola raíz mediante patrones predecibles.

Todos estos matices hacen que la gramática árabe sea más difícil de aprender: hay que recordar más excepciones y reglas de concordancia. El hebreo, especialmente en su forma moderna, se ha simplificado: no hay casos, no hay cambios verbales según el modo, hay menos formas de formación de palabras. Esta es una de las razones por las que a menudo se dice que es más fácil aprender hebreo que árabe.

Dialectos y variabilidad

Otra diferencia importante es el grado de fragmentación del idioma en dialectos.

El árabe es una familia de dialectos y variantes coloquiales muy diversa. Los egipcios, marroquíes y sirios hablan cada uno su propia variante del árabe, que puede diferir mucho entre sí, a veces tanto como el ruso y el polaco. Para la comunicación entre hablantes de diferentes países existe el árabe literario (fusha), un estándar escrito único basado en la lengua clásica. Pero en la vida cotidiana, los árabes de diferentes países a menudo tienen dificultades para entenderse sin recurrir al fusha. Resulta que bajo el mismo nombre de «árabe» se esconden muchas variantes lingüísticas.

El hebreo es mucho más homogéneo en este sentido. Existen diferentes sociolectos y acentos (por ejemplo, el habla de los inmigrantes de diferentes países: el hebreo «ruso», el hebreo «marroquí», etc.), pero en esencia se trata de un hebreo moderno estandarizado, que hablan y escriben todos los israelíes. No hay lenguas coloquiales y literarias separadas: el lenguaje de los periódicos, los libros y la televisión es el mismo que el de la calle, con mínimas diferencias estilísticas. La ausencia de fuertes diferencias dialectales facilita el aprendizaje: se aprende un solo idioma y se puede comunicar con todos los hablantes. En árabe, sin embargo, cuando se estudia en profundidad, normalmente hay que elegir: aprender un dialecto concreto (por ejemplo, el egipcio para comunicarse) o la lengua literaria para leer y hablar oficialmente, y lo ideal es aprender gradualmente ambos. Por lo tanto, el árabe es mucho más variable, mientras que el hebreo es monolítico.

Prevalencia y función

El árabe y el hebreo difieren mucho en cuanto al número de hablantes y la geografía de su uso.

El árabe es uno de los idiomas más hablados del mundo (se encuentra entre los cinco primeros en cuanto al número de hablantes). Lo hablan más de 300 millones de personas en más de 20 países de Oriente Medio y el norte de África, además de ser el idioma oficial de organizaciones internacionales y el idioma sagrado del islam en todo el mundo.

El hebreo moderno, aunque ha sido revivido con éxito, sigue siendo el idioma de una nación relativamente pequeña. Lo hablan alrededor de 9 millones de personas, principalmente en Israel (el hebreo es el idioma oficial de este país) y en las comunidades judías de la diáspora.

Mapa de la distribución de las lenguas hebrea y árabe

La zona de distribución del hebreo (Israel) está marcada en violeta, y la del árabe, en verde

En cuanto a su difusión, se trata de magnitudes incomparables: el conocimiento del árabe abre las puertas a la comunicación con cientos de millones de personas, mientras que el hebreo es la clave para comunicarse principalmente dentro de Israel y con los israelíes. Por otro lado, la comunidad relativamente pequeña y la concentración del hebreo facilitan el mantenimiento de un estándar lingüístico único y la creación de un entorno de aprendizaje cómodo (por ejemplo, a través de aplicaciones especializadas y clubes de interés).

Conclusión

En resumen, se puede decir que el árabe y el hebreo son como primos hermanos: aunque comparten los «genes» del idioma y la cultura, han crecido de forma diferente. Sí, históricamente y léxicamente son muy parecidos, pero en la práctica no hay entendimiento mutuo entre ellos sin un estudio especial. Para un amante de los idiomas, el conocimiento de una de estas lenguas semíticas puede facilitar el aprendizaje de la otra solo en muy pequeña medida, a través de la comprensión de los principios de las raíces y algunas palabras similares. Por lo demás, son dos universos lingüísticos independientes.

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